CAMINOS HACIA LA UTOPÍA
Salud en Comunidad
Hablemos de un nudo problemático que se va haciendo cada vez más notorio: hay un conjunto de iniciativas que constituyen el campo de la economía social y solidaria, la economía alternativa, la que pretende alejarse de la mercantilización de la vida y adoptar como ejes la solidaridad, la reciprocidad, la confianza, la sustentabilidad, etc. Pero en sus entrañas se va construyendo un esquema básico: los participantes en esa economía alternativa participan simultáneamente en ambos tipos de economía, no han podido sustraerse total ni mayoritariamente de la mercantilización.
Las formas que adopta esa colocación simultánea en ambos tipos de economía es variada, pero la predominante es la de compañeros que participan como trabajadores en diversos empleos, permanentes o eventuales, por lo que reciben un salario del cual, una parte considerable, utilizan para sostener su incursión como productores, prosumidores, distribuidores, o consumidores solidarios de la economía social y solidaria. También hay quienes, siendo productores o profesionistas, destinan una parte de su producción o su tiempo al mercado tradicional para obtener los recursos monetarios que sostengan su participación en la economía alternativa. En cualquiera de los casos, el destinar una parte de los beneficios obtenidos con el esfuerzo particular y/o familiar en el sostenimiento de un proyecto que se pretende alternativo, en una muestra inequívoca de mucha voluntad y la existencia de una convicción por lo diferente.
Pero hay un hecho también inocultable: esa economía social y solidaria es dependiente en lo material de la economía mercantilizada, explotadora, especulativa, etc.
La conciencia de esa situación ha motivado a que algunos participantes busquen caminos para modificarla. Una de las propuestas consiste en incentivar la filantropía entre quienes disponen de recursos para apoyar la economía alternativa sin condiciones ni ansias de poder; otra propuesta es que se construyan redes de consumidores solidarios entre quienes simpatizan con los proyectos, y que con sus compras hagan sostenible la economía alternativa; otra propuesta va en el camino de ampliar las redes de productores y prosumidores de tal forma que se amplíe la oferta de productos básicos para necesitar menos los productos de mercado tradicional. Para no faltar a la verdad, es preciso consignar que también existen participantes de la economía alternativa que no consideran necesario modificar algo, si así ya estamos bien.
Resultará interesante analizar en profundidad cada una de las propuestas vertidas, pero lo destacable es que no son contradictorias entre sin. Por el contrario, son perfectamente articulables en la medida en que se construyan las instancias responsables de concebir, planear, realizar y coordinar las acciones precisas para alcanzar la meta prefijada: reducir considerablemente la dependencia material que hoy prevalece de la economía social y solidaria respecto a la economía capitalista.
o bien, alguien podría optar por