Huerta en los volcanes
Mi utopía es que una semilla pueda alimentar al mundo.” Vandana Shiva
En febrero de este año dio inicio otro de nuestros ensayos de sostenibilidad y autogestión, el cual consiste en hacer una cabaña ecológica y sustentable, utilizando diversas técnicas de permacultura, poder hacer de la tierra un ente productivo que apoye en la construcción de la soberanía alimentaria, pero también crear un espacio de reflexión donde puedan germinar no sólo semillas, también ideas y utopías.
La cabaña de Zoyatzingo se encuentra a 10 minutos del centro de Amecameca, Estado de México, enmarcada por la vista de los volcanes Popocatépetl e Iztaccíhuatl. Es un terreno de 1,300 mts2 aproximadamente, la casa es de 120 mts2.
Apoyándonos de los saberes de la naturaleza y de las técnicas de la permacultura y la agroecología, decidimos crear un huerto en espiral. ¿Por qué un espiral? La espiral es una de las formas que más nos acerca a la manera como está sembrando la naturaleza la regeneración de la vida misma, para ello podemos tomar como ejemplo: las galaxias, la circulación global del aire, las líneas de la caña de azúcar, nuestro ADN. Un huerto en espiral puede crear diversos ecosistemas aptos para el convivio de plantas, tierra, agua y animales; permitiendo la distribución adecuada de agua entre cada uno de los aros, los diversos beneficios de las plantas (olores, tamaños, tallos, hojarascas, raíces) se comparten dentro de esta forma sin importar la distancia, la asociación de cultivos permite tener mayor diversidad y producción en el mismo espacio, se generan diversos microclimas durante el día y quizás lo más importante: se crea un ecotono (el lugar donde se realiza el intercambio de energía entre ecosistemas).
La mano es la herramienta del alma, su mensaje, y en ella tiene el cuerpo su rama combatiente.” Miguel Hernández
Diversos integrantes de la Red Tlaloc y Multitrueque Mixiuhca empezamos las tareas necesarias para poner a caminar esta nueva relación campo-ciudad, que nutra los mercados solidarios que ya están funcionando.
Si en junio se espera la primera cosecha de hortaliza, en el mismo mes se espera desarrollar el primer taller de economía solidaria y dinero comunitario en la cabaña. Aprovechar las condiciones que muchas veces no se tienen en la ciudad para desenvolver los temas de una manera profunda y lúdica. Invitar a gente que ensaya diversos procesos de autogestión a convivir (de lo convivial) un fin de semana y reforzar los nodos de la red.
La huerta de Zoyatzingo puede servir de muestra e inspiración a otros espacios de siembra en la periferia de la ciudad, permitiendo llevar los productos cercanos a los mercados solidarios de la ciudad y a su vez, que la ciudad sea reciproca con el campo abasteciéndolo de los servicios y tecnología que requieran. Creando un vínculo económico-afectivo, dejando latente la posibilidad de multiplicar estas relaciones.
Transitar entre el campo y la ciudad intentando formar nuevos hábitats es otra propuesta que se está elaborando. No vivir en un solo punto, sino tener la opción de dar y recibir hospitalidad en diversos espacios de la red. Intercambiar saberes y modos de vida entre estas comunidades móviles que trabajen la tierra en el campo, las tecnologías en las ciudades y/o las ideas en el trayecto.
A pequeña escala, pero conectados intentamos abonar a la cuestión que hace Viveret:
Actualmente, los principales problemas no son de producción. En cambio tenemos un problema enorme en la calidad de nuestra biosfera: el recalentamiento climático, la capa de ozono, las contaminaciones de toda naturaleza. Y tenemos, también, otro problema enorme: la incapacidad de los seres humanos para convivir compartiendo plenamente la fecundidad de su inteligencia”
Compartiendo saberes entre personas y creando formas de convivencia con la naturaleza continuamos en el proceso de la metamorfosis.