¿Tenemos la fuerza?
Salud en comunidad
El 29 de mayo pasado se cumplieron 5 años desde que se originó la Feria Multitrueke Mixiuhca. 60 meses de interacción que ha venido desembocando en una interdependencia como trama que une y articula lo diverso pero cercano, que cubre para proteger y se abre para respirar. Y en este punto surge irremediable la pregunta: ¿qué sigue para el próximo lustro? Claro que puede haber otra pregunta asociada a la anterior: ¿es necesario pensar en lo que podemos hacer durante los próximos 1825 días? A ésta podríamos responder a botepronto que sí, o que no; podríamos incluso ignorar ambas preguntas. Una posible conducta es que sigamos con enjundia lo que ya estamos haciendo con los resultados que en otros textos se han expresado: a lo largo de la existencia y con nuestra presencia se ha producido el surgimiento de proyectos, iniciativas, actividades, y eventos vinculados a la práctica de la economía alternativa. Eso ha sido muy importante. También podría asumirse la conducta de trazarse propósitos, metas y responsabilidades más prefiguradas desde ahora y tomando como base lo que ya somos, tenemos y hacemos, y trabajar para realizarlas. Una y otra conducta mencionadas seguramente son igual de valiosas conforme al pensamiento y la lógica que pueden sustentarlas, y ni siquiera son contrarias. Con seguridad ambas conductas tendrían resultados coincidentes en algunos puntos, y divergentes en otros. Hasta podrían ser complementarios.
En este esfuerzo de pensar para los próximos tiempos podríamos hacer propias las interrogantes que John Holloway formulara en el contexto del seminario El pensamiento crítico frente a la hidra capitalista que oportunamente convocara el EZLN: … ¿tenemos la fuerza suficiente? ¿Tenemos la fuerza suficiente para decir que no nos interesa la inversión capitalista, no nos interesa el empleo capitalista? ¿Tenemos la fuerza para rechazar totalmente nuestra dependencia actual del capital para sobrevivir? ¿Tenemos la fuerza para decir un “adiós” final al capital? En un intento de respondernos a nosotros mismos podríamos decir que en los últimos cinco años un grupo variable de personas dimos el primer paso en la dirección de romper con la lógica, el pensamiento y las prácticas de mercantilización de la vida, las relaciones humanas y las relaciones con el entorno. Así hemos llegado a nuestro quinto cumpleaños. Pero esa respuesta nos abre la puerta para nuevas interrogantes como dilemas que debemos resolver cotidianamente quienes optamos por aprender y realizar un forma distinta de vivir, de sentir, de relacionarnos, de pensar, de producir, de intercambiar y de consumir.
¿Tenemos la fuerza para transformar nuestra colocación, y comenzar a pensar cada uno de nuestros productos como un medio para autoconstruirnos como personas otras, además de ser objetos, bienes o saberes que satisfacen necesidades?
¿Tenemos la fuerza para asumir que nuestras Ferias en realidad son la circunstancia para construirnos como comunidad, además de ser un sitio de intercambio de productos?
¿Tenemos la fuerza para mantener nuestra producción en armonía con el contexto natural y con las necesidades vitales?
¿Tenemos la fuerza para satisfacer nuestras necesidades vitales con los productos de nuestros compañeros prosumidores, rompiendo la dependencia respecto a las transnacionales y monopolios?
¿Tenemos la fuerza para extender el uso de nuestra moneda comunitaria con otros compañeros y en otros espacios?
¿Tenemos la fuerza para trascender las convicciones y prácticas personales hasta poder articularlas en un nivel de organización autogestiva?
¿Tenemos la fuerza para asumir la vida comunitaria y las prácticas autogestivas como un proyecto de vida integral, más que como un hobby ocasional o periódico?
¿Tenemos la fuerza para sostener e incorporarnos un poco más a los diversos procesos que ahora se han generado en relación con el multitrueke?
¿Tenemos la fuerza para instituir prácticas de mayor comunitarismo en el funcionamiento organizado, en la toma de decisiones, en la participación en las tareas necesarias y en la gestión de los procesos?
Al construir estas interrogantes específicas, no deja de estar presente la idea de que la fuerza mayor no proviene de ninguna imposición ni de alguna simpatía, sino de la convicción interna de querer hacer con un propósito esencial, y del disfrute que el mismo proceso genera.