La alimentación es un problema político
La comensalidad es el más humano de nuestros actos. Ningún otro animal se cuida de preparar los alimentos y a continuación se sienta en torno a una mesa acompañado de sus semejantes. Sólo nosotros, los humanos, hacemos de la preparación de los alimentos un arte (la culinaria). Es todo un ritual: estar a la mesa y seguir determinadas rúbricas -cubiertos, servilletas, platos, bandejas… Y no hay nada peor que comer solo. Comer es comulgar, compartir. Es una acción resurreccional. La carne que nos alimenta es un animal que murió para darnos vida, así como la ensalada, un vegetal, o el arroz con frijoles, cereales. La vida es siempre reciclable. Y en torno a la mesa yo le doy a otro algo de mí mismo. Él se “alimenta” de mi ser, como yo del suyo. (Frei Betto)